Madrid vivió una noche inolvidable este fin de semana con la esperada presentación de Luis Miguel en el icónico Estadio Santiago Bernabéu. Con un lleno total, el astro mexicano demostró una vez más por qué sigue siendo uno de los artistas más queridos y respetados en el mundo de la música latina. Su novia Paloma Cuevas puede ser una de las razones por la que ha recuperado su "duende". Se le ve rejuvenecido, sobrio, centrado.
La queja sigue siendo que "ni siquiera saluda al público, canta sin parar y se va sin despedirse", dicen muchos de los asistentes. Pero eso no desanima a nadie para pagar una entrada a este espectáculo que va por su presentación número 184.
El concierto, que duró más de dos horas, fue un recorrido nostálgico por todos los grandes éxitos de su carrera. Desde "La Incondicional" hasta "Culpable o No", pasando por "Ahora Te Puedes Marchar" y "Hasta Que Me Olvides", cada canción fue coreada apasionadamente por los miles de asistentes que abarrotaron el estadio. Luis Miguel, con su inconfundible voz y carisma, mantuvo al público cautivado en todo momento.
La audiencia no solo estaba compuesta por fanáticos de todas las edades, sino también por una constelación de estrellas que se dieron cita para disfrutar del espectáculo. Entre los presentes se encontraban su hija Michelle y su hermano Alejandro.
Luis Miguel, conocido por su meticulosa atención al detalle, ofreció una producción de altísimo nivel. Las luces, el sonido y los efectos visuales se combinaron para crear una experiencia multisensorial que complementó perfectamente su interpretación. Cada nota, cada gesto, era recibido con ovaciones ensordecedoras, confirmando el amor y la admiración que el público español siente por el cantante.